jueves, 19 de julio de 2007

Si el Papa lo dice…

El problema del medio ambiente, es precisamente eso: tantas medias palabras sobre ambiente que se convierten en moda, en réplicas, en discursos, en campañas verdes, en sembrar un árbol. Ahora con apagar los celulares y los televisores unos minutos un día indicado se habrá “contribuido”; ese tipo de campañas basadas en el “peligroso calentamiento global”, donde ahorrar energía solucionará el problema (independiente de que energía se hable, independiente de que problema) son una muestra de la falta de entendimiento de la dimensión ambiental, de los procesos naturales de los cuales hacemos parte. No se trata de decir la última palabra, o la palabra completa, es simplemente que la imagen, la moda, el miedo, la pasión o la ignorancia no deberían colmar las investigaciones, las opiniones, las acciones que se ciernen sobre el tema. Porque entonces bastaría con seguir las palabras del cardenal Renato Raffaele Martino “quien destruye el medio ambiente comete un pecado grave…un insulto a Dios” “la tierra y sus bienes son un don que podemos, usar, mejorar pero no destruir”[1] sin detenernos a pensar si usar no es destruir, si somos los dueños o somos parte…


[1] Entrevista al diario Il Messaggero www.portaldelmedioambiente.com/html/gestor_noticias/vernoticia.asp?id=7294

1 comentario:

Carlos Obregón dijo...

La verdad es que este es uno de esos asuntos que me da risa (nerviosa)

¿Acaso todos están seguros que el futuro de la humanidad yace por fuera de La Tierra que ya nada importa que se hable de medio ambiente seriamente?

Yo crecí escuchando las promesas de descontaminar el río Bogotá. Cada año no podía faltar quien hablara del tema, ahora es un rumor casi perdido...

La falta de educación y consientización es patética y traumatizante (aunque no sé porque me extraña si las personas de menos de 25 años no tienen ni idea que se celebra el 7 de Agosto)

Siempre creí que lo mejor para cambiar este mundo era enseñar desde el ejemplo, ser una persona útil (como diría un comercial ser parte de la solución y no del problema) y esperar ser una réplica en nuestro círculo social (incluyendo nuestra descendencia), pero la derivada de la función de cambio es negativa... ahora sólo parece posible esperar a ver que planeta es el siguiente que queremos destruir (¡que vergüenza!) y mientras tanto sufrir de nuestros errores, eso si tenemos lo que nos merecemos.